
La mayordomía nació en la misma mente maestra de nuestro Creador, es por ello que no solo su origen es divino sino que su cumplimiento también lo es; por lo que debe ser cada día parte de la vida del ser humano y sobre todo del Cristiano Adventista . El enfoque del departamento de Mayordomía nos debe impulsar a pensar en lo que la iglesia por trayectoria ha denominado la 4 “T” a saber, TIEMPO, TEMPLO, TESOROS y TALENTOS. Asimismo debe ser motivar a todos los miembros de la feligresía e incluso a los amigos de la misma, a mostrar su agradecimiento al Creador por las bondades, las misericordias y las dádivas otorgadas aún sin merecerlas, a través de su fidelidad en el uso adecuado de todos los recursos valiosos que se les ha asignado para administrar.
Misión
“Apoyar activamente la misión de la iglesia (hacer discípulos), a través de mayordomos fieles y espiritualmente reavivados”
Visión
“Facilitar el crecimiento de una comunidad espiritual de fieles mayordomos adventistas”
Filosofía
La mayordomía es el estilo de vida de quien acepta el señorío de Cristo y forma una sociedad con Dios, actuando como su agente en el manejo de sus asuntos aquí en la tierra. En Jesucristo, Dios restauró la relación divino-humana y restableció su reino en la tierra. De esta manera, el evangelio provee reconciliación entre Dios y la humanidad. Cristo llegó a ser el segundo Adán, recuperando nuevamente la mayordomía perdida por parte de la humanidad. La mayordomía comienza actualmente con el reconocimiento de la soberanía de Dios como Creador, Redentor, Sustentador y Propietario.
2. Desarrollar y presentar un enfoque bíblico hacia la mayordomía, como estilo de vida vivido en unión y sociedad con Dios.
3. Continuar la labor de educación sobre los diezmos y ofrendas, así como la implementación del Plan de Apoyo Financiero Adventista. Esto ayudará a los miembros de iglesia a aumentar la comprensión de su papel en la mayordomía corporativa de la iglesia como cuerpo de Cristo, su apoyo financiero a través de la benevolencia sistemática y el papel del Espíritu Santo, en guiar los sistemas de ofrendar individuales y corporativos.






